La pulpa consiste en pequeñas semillas negras y comestibles cubiertas con una masa jugosa, cristalina, transparente y de textura gelatinosa. Su sabor es dulce y posee un agradable aroma.
Generalmente la granadilla se consume cruda, para esto, simplemente se rompe la cáscara con los dedos y la pulpa se come con una cuchara. También se puede obtener una rica bebida, colando la pulpa y añadiendo agua. El extracto de granadilla puede utilizarse para preparar helados, soufflés, salsas, yogurt, etc. Por otra parte, esta fruta tiene un alto contenido de fibra si se consume con las semillas. Se conoce como la “fruta de los niños” porque activa el timo de los infantes y los ayuda a crecer.
Tiene un alto contenido de antioxidantes, los cuales mantendrán tu piel radiante y reducirán la aparición de arrugas. También es muy bueno para fortalecer el sistema inmunológico, la visión y reducir el riesgo de infartos cerebrales o cardiacos.
Entre sus aportes vitamínicos resaltamos las vitaminas A, B2, B3, B6, B9, C, E y K. En el caso de los minerales, te ofrece Calcio, Cobre, Hierro, Magnesio, Fósforo, Potasio, Selenio, Sodio y Zinc.
El consumo de granadilla se recomienda para la estabilización de los nervios, ya que funciona como sedante o tranquilizante natural. Su jugo se usa como estimulante digestivo, también controla la acidez y ayuda a la cicatrización de las úlceras. Alivia la tos y baja la fiebre. Para combatir las diarreas y cólicos y puede ser útil también como tratamiento contra las lombrices (vermífugo).
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