Champiñones de cultivo

Los champiñones de cultivo son relativamente sostenibles en términos de agua y espacio comparado con otras proteínas. El sustrato de compost se puede reciclar para uso agrícola.

Al ser de producción controlada y disponible todo el año, suelen tener un precio accesible y ser una fuente de nutrientes económicos para el consumidor.

A diferencia de otras setas que crecen en su hábitat natural, los champiñones se cultivan en condiciones controladas en invernaderos o naves de cultivo. Donde las variables de luz, humedad y temperatura se regulan para favorecer su crecimiento durante todo el año.

Su crecimiento se da en compost, una mezcla de materiales como paja, estiércol de caballo o aves, y tierra especial. Este proceso permite la producción constante y uniforme de champiñones en grandes cantidades.

Gracias al cultivo controlado, los champiñones de cultivo están disponibles en cualquier época del año, ofreciendo una producción continua y estable.

Champiñones en la cocina

Los champiñones de cultivo se adaptan a una gran variedad de platos y técnicas de cocción: pueden consumirse crudos en ensaladas, salteados, al horno, a la parrilla o en guisos. Su sabor neutro permite combinarlos fácilmente con otros ingredientes.

Para conservarlos frescos, deben almacenarse en un lugar fresco y seco, preferiblemente en el frigorífico, donde pueden durar de 5 a 7 días. Evita lavarlos hasta el momento de su consumo, ya que absorben agua y pueden volverse blandos.

Antes de consumirlos, se recomienda limpiarlos con un paño húmedo o un cepillo suave, ya que lavarlos en exceso puede afectar su textura.

Champiñones, Al tratarse de un alimento bajo en grasas, antioxidante, depurativo y digestivo, el champiñón es un producto natural muy recomendado para el tratamiento del colesterol alto. Asimismo, todas estas propiedades también benefician la prevención de enfermedades de carácter degenerativo.